Capítulo 1[]
El Emperador Darth Muldros andaba por los pasillos de su palacio, escoltado por dos Soldados Sith. Muldros era un alto y esbelto Pau'ano. Era emperador de los Sith desde hacía 20 años. Hacía 18, había firmado la paz con la República. La situación interna del Imperio era inestable, y no podía mantener la guerra con la República. Con la ayuda de sus contactos en esta, había logrado firmar una paz en la que el Imperio Sith solo se veía obligado a entregar un par de planetas a la República. El resto de su reinado, Muldros lo había pasado peleando contra rebeldes y usurpadores. Uno tras otros, todos habían caído. No en vano era emperador del Imperio Sith. Sin embargo, aunque las cosas estaban muy calmadas internamente desde hacía casi dos años, Mudros no quiso continuar aún la guerra contra la República. Su ejército se había visto considerablemente debilitado en el periodo de inestabilidad interna y Mudros lo estaba recuperando ahora. Había añadido un planeta adicional al Imperio Sith, ya que este planeta apoyaba a rebeldes contra el Imperio Sith y Mudros se había vengado.
Mudros iba vestido con una túnica negra con capucha, la que llevaba siempre. Debajo, llevaba escondida su armadura de batalla Sith, por si acaso. Mudros no era partidario de usar máscara o casco, por lo que no lo usaba.
Iba a llegar a su sala del trono cuando oyó un sable láser detrás suyo. Se giró para ver como sus dos guardias caían atravesados por un láser rojo cada uno.
-Darth Gildrus.
-Veo que te acuerdas de mi.
Darth Gildrus era un grano en el culo para Mudros. Desde que este matara al maestro del primero, Darth Nygun, cuando este reclamó para sí el trono Sith, Gildrus juró venganza y se dedicaba a sabotear a Mudros en todo lo posible. Hasta el momento no había atacado. Hasta el momento. Mudros sabía que el momento llegaría. Y acababa de llegar.
-Te agradecería que la próxima vez que quieras hablar conmigo en privado, no mates a mis guardias para ello.
-No habrá próxima vez.
-Veo que en eso coincidimos.
Gildrus se lanzó con su sable láser doble hacia Mudros. Este sacó los suyos, dos sables rojos simples, y detuvo el golpe. Gildrus lanzó otra estocada, que de nuevo fue detenida por Mudros.